Elecciones 2025
El desafío joven en las urnas: más de un millón de debutantes y el riesgo de la apatía electoral
A través de la Ley 26.774, sancionada en 2012, esta generación se incorpora al escenario electoral, permitiendo que los jóvenes de 16 y 17 años voten de manera voluntaria y participen sin estar obligados legalmente a hacerlo.

El domingo 26 de octubre, Argentina enfrentará sus decimosegundas elecciones legislativas de medio término desde la recuperación de la democracia en 1983. En estos comicios, donde se renuevan la mitad de las bancas en Diputados y ocho distritos eligen Senadores, la lupa está puesta en la participación, especialmente la de un segmento: los jóvenes.
Este año, el padrón electoral nacional incorpora a 1.139.000 jóvenes de 16 y 17 años, que representan el 3,16% del total de electores. Este millón de debutantes se suma a una masa crítica: el 40% del padrón total tiene menos de 40 años. La gran pregunta que recorre el ámbito político es si esta inyección de nuevos votantes logrará revertir la tendencia a la baja participación observada en las elecciones provinciales realizadas este año.
Doblete: Voto Joven y Boleta Única
La afluencia de jóvenes se da en un contexto de doble novedad. No solo se trata del debut como votantes para este millón de adolescentes, cuyo voto es optativo (no obligatorio) según la Ley 26.774 de Voto Joven aprobada en 2012, sino que también será la primera elección en la que se utilice la Boleta Única de Papel (BUP) en el ámbito nacional.
Los jóvenes, que históricamente registran una menor participación que el promedio, enfrentan el desafío de familiarizarse rápidamente con un nuevo sistema de votación, lo que pone a prueba su capacidad de adaptación y su interés. Aunque el voto de este segmento alcanzó un pico máximo de participación con un 68,6% en las presidenciales de 2023, el reto en una elección de medio término, en un contexto de crisis de representación de los partidos políticos, es siempre mayor.
La afluencia es muy dispar geográficamente. Mientras algunas provincias como Santiago del Estero y Formosa registran participaciones promedio altas para este grupo etario, cercanas al 70%, otras como Tierra del Fuego o Mendoza presentan niveles mucho más bajos, incluso por debajo del 50%. La distribución del electorado joven no es uniforme a lo largo del país. La provincia de Buenos Aires, como el distrito electoral más grande, concentra la mayor cantidad de debutantes, más de 435 mil, mientras que las provincias del Norte Grande destacan por su estructura poblacional joven.
En el caso de Misiones, su singularidad demográfica resalta aún más: tiene el mayor porcentaje de jóvenes menores de 18 años a nivel nacional. De los casi 38 mil habilitados, se registra además que dos de ellos se reconocen como no binarios en el padrón, un dato que subraya la transformación en la identificación de género dentro del electorado.
El riesgo de la apatía electoral
La preocupación por el ausentismo no es infundada. La participación electoral en las elecciones intermedias de los últimos años muestra una tendencia preocupante. En 2009 y 2017 se registró un 78% de participación total del padrón. Los datos oficiales indican que la afluencia en comicios de medio término suele rondar el 70%. La caída más reciente se registró en 2021, cuando apenas se alcanzó el 71,7%, siendo una de las marcas más bajas en la historia democrática reciente.
En elecciones legislativas, la brecha es aún más notoria en 2019, la participación joven fue del 63% frente a un promedio nacional del 81%. Más allá de estos números, la afluencia a las urnas en las siete elecciones provinciales ya realizadas este año registró una caída de casi 19 puntos en la participación respecto a los valores históricos nacionales.
El desafío para este domingo será, en definitiva, doble: lograr que el segmento joven se movilice y que la participación total del padrón no profundice la tendencia a la apatía electoral que se registró durante gran parte del año en curso.