Opinión

Cuando la violencia se vuelve sistema

Vivimos un tiempo en el que la violencia dejó de manifestarse como un episodio circunstancial y empezó a adquirir una continuidad que atraviesa la vida cotidiana. No es solo la furia al volante, la discusión que escala sin motivo o la intolerancia diaria. Tampoco es únicamente la agresión digital. Es la suma de todo eso, operando en simultáneo y modulando cómo percibimos a los otros y cómo reaccionamos ante el mundo.

La violencia cotidiana deteriora la salud física y mental, tensa la convivencia y vuelve frágil cualquier intento de diálogo. Hoy sabemos, además, que los entornos digitales actúan como cámaras de eco emocional: amplifican la ira, premian la indignación y sostienen la polarización como combustible de la economía de la atención. Lo que divide circula más rápido que lo que reúne; lo que hiere se comparte más que lo que cuida. Así, la violencia no solo se reproduce: se optimiza.

En un escenario atravesado por desigualdades, agotamiento y frustración, esta lógica acelera los estallidos. La vida en común se vuelve más áspera. La empatía, más difícil. El espacio público —tanto físico como digital— se llena de tensiones que se retroalimentan, hasta que ya no sabemos si reaccionamos por convicción o porque un mecanismo invisible nos empuja a hacerlo.

Por eso, no alcanza con señalar episodios sueltos ni con buscar culpables individuales. Este fenómeno tiene dimensiones sociales, culturales, emocionales y tecnológicas. 

La violencia se propaga cuando el contexto la favorece, y enfrentarla exige una mirada colectiva que articule políticas públicas, responsabilidad digital y una reconstrucción profunda del modo en que queremos convivir.

La violencia no es inevitable ni una condición natural. Se puede contener. Se puede desactivar. Se puede evitar. 

El primer paso es dejar de mirar para otro lado. 

El segundo, decidir qué sociedad queremos construir cuando apagamos la pantalla.

(Luis Santana - Periodista, profesor de Ciencias Sociales, asesor en comunicación política y gestión de medios)

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