Análisis

La política: herramienta de transformación

La política - cuando se ejerce con ética y responsabilidad - es el instrumento más eficaz para cambiar realidades. Lejos de la caricatura del vicio y el oportunismo, es el ámbito donde se disputan ideas, se tejen acuerdos y se diseñan políticas públicas que impactan en la vida de la gente.

El creciente descreimiento es, hoy más que nunca, una amenaza concreta para la democracia. El cinismo no es neutro: desmoviliza, achica la conversación pública y deja la cancha servida a intereses que prosperan con la apatía. Cuando la ciudadanía se retira, ganan los discursos fáciles: promesas mágicas, indignación rentable, soluciones sin responsabilidad.

En ese clima emergió Javier Milei como “outsider” que venía a terminar con la “casta”. Canalizó el malestar con la política tradicional, instalando la idea de que toda política es sucia por definición. Pero la experiencia de gobierno mostró una paradoja: confrontación como método, persistencia de privilegios, un ajuste que golpea a los más vulnerables y un estilo que no renueva, sino que exacerba los peores hábitos. Quien prometió combatir la casta terminó pareciéndose demasiado a ella.

Urge recuperar las ganas de involucrarse, especialmente en las nuevas generaciones, que traen energía, preguntas incómodas y capacidad de romper inercias. La política no es de unos pocos: es un espacio abierto donde cada voz cuenta. Informarse, participar en organizaciones sociales o partidarias, ocupar los lugares de decisión: de eso se trata construir una democracia más robusta y representativa.

En tiempos de polarización, el desafío es la unidad para lo esencial. Menos rencillas menores, más objetivos comunes: crecimiento con equidad, instituciones que funcionen, derechos que se cumplan. La verdadera transformación empieza cuando la política deja de ser trinchera y vuelve a ser un lugar de encuentro y trabajo compartido. Con vocación de servicio y reglas claras, la política puede ser sinónimo de progreso y justicia. Ese es el camino: menos grito, más proyecto.

Luis Santana (Periodista, consultor en comunicación institucional y política, profesor de Ciencias Sociales e Historia)